Todo trabajo honrado puede ser oración; y todo trabajo, que es oración, es apostolado. De este modo el alma se enrecia en una unidad de vida sencilla y fuerte
Unidad de la vida en la profesión
El autor J. López Díaz se refiere:
A la unidad de vida en el trabajo profesional depende, en primer lugar, de la rectitud de intención: de la clara y firme decisión de trabajar por amor a Dios, no por ambición u otra forma de egoísmo; de cara a Dios y buscando su gloria, no de cara a los hombres y buscando la propia gloria, es decir, la satisfacción personal o la admiración de los demás.
La rectitud de intención es esencial para la unidad de vida, pero no hay que olvidar que la voluntad necesita la guía de la razón iluminada por la fe. Hay personas que no aciertan a llevar una conducta coherentemente cristiana no por mala voluntad inicial, sino por falta de criterio.
Además de querer y de saber, la unidad de vida reclama actuar, pues obras son amores y no buenas razones. Que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos, dice el Señor. Conviene examinarse con franqueza, como aconseja San Josemaría: ¿Cunde a tu alrededor la vida cristiana? Piénsalo a diario
La unidad de vida es un don de Dios y, a la vez, una conquista que exige lucha personal. El trabajo profesional es terreno en el que se forja esa unidad a través de decisiones concretas de actuar en todo cara a Dios y con afán apostólico. Con la gracia de Dios hemos de aspirar y llegar a amarle con totalidad: ex todo corde, ex tota anima, ex tota mente, ex tota virtute, con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con todas las fuerzas.
Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/58100/cat/31/-unidad-de-vida-en-la-profesion.html#modal





